Soy
más fuerte de lo que nunca pensé y sin embargo vivo en un mar de
dudas.
Sé
que toda la inseguridad que hay en mí se debe a años de abuso que
mermaron mi alma y mi autoestima, y aún así es tan difícil tratar
de sanar, duele tanto cada recuerdo que recupero, que quisiera volver a
ser como antes, apartarlo a un lado e ignorar la realidad. Pero sigo
combatiendo en esta guerra día tras día porque entiendo que es la
única salida para liberarme de todos mis fantasmas. Porque se que si
vuelvo a fingir que no pasa nada me veré sumida en el vacío otra
vez. Porque me niego la opción de volver a caer en la negación de
siempre.
Se
que toda la culpabilidad que me envuelve es más un sentimiento
irracional y aún así está ahí, acechando como un ave de presa y
apareciendo cuando menos lo deseo. ¿Como mirar a los ojos de quien
sufrió mi ceguera?. ¿Como seguir aparentando normalidad?. Cuando
siento que fallé en mi responsabilidad...
De
todas las sensaciones que nos genera el abuso para mí la culpa es la
más dura de sobrellevar.
Pero
sigo tratando de verlo con objetividad, tratando de entender quien es
el monstruo de esta historia.
Tratando
de enfocar todo hacía quien realmente nos destrozó y no hacía la
pobre niña de ojos tristes que creció en el infierno o hacía quien
no supo ver al demonio que lo gobernaba. El abuso para la gente
normal es impensable, por eso cuesta tanto imaginar que pueda estar
ocurriendo en nuestras narices, sólo que yo no era normal, ni siquiera
gente.
Sé
que toda la vergüenza y la suciedad son completamente absurdas. Mi
mayor temor siempre fue que al contarlo todos me iban a mirar
diferente. Quien me creyera iba a sentir pena y me iba a ver como una
víctima. Odio ese papel, lo he asumido demasiadas veces. Odio que me
compadezcan, por eso mi máscara de fortaleza. Pero detesto que nadie
pueda comprenderme, que el juicio sobre mis errores este echado sin
más. En cierto modo quiero que sepan el trasfondo de todo, que caí
después de 32 años de angustia infinita y no al primer golpe.
Quiero que sepan como soy, aunque ni yo misma lo tenga claro.
Sé
que estoy progresando mucho con el tema del insomnio. Consigo
dormirme a base de escribir lo que siento, me relaja. Pero me
impacienta que a pesar de conseguirlo no es cuando y como yo quiero.
El despertar cuando es tardío me resta todo el mérito y no me deja
soñar. Vuelvo a querer correr antes de andar y a machacarme cuando
no puedo mantener la velocidad de la carrera. Aún así duermo y
obedezco a mi cuerpo, hay días que pide demasiadas horas de descanso
y trato de no sentirme mal por ello. Tal vez soñar siempre fue mi
vía de escape de una vida infeliz y ahora eso se ha esfumado
haciendo que deba aprender como dormir de nuevo.
Sé
que puedo con la tristeza y la depresión, las mantengo a raya y lloro
cuando lo necesito. Pero hay días que son una carga demasiado
pesada. Esa melancolía incrustada que no me deja acabar de
disfrutar.... Es uno de los puntos que no se bien como
combatir, supongo que a medida que mi mentalidad progrese esto también
lo hará.
Sé
que cada día libro una batalla contra la agorafobia, y desde que
empecé a plantarle cara sólo he perdido una vez. Pero sigo
necesitando toda mi fortaleza para salir de casa, para seguir viviendo
y no seguir estancada en el olvido. Me desgasta tanto cada mañana
que paso el resto de la jornada agotada. Es absurdo no querer salir
de casa y sin embargo puedo decir que es lo que me encantaría
hacer, seguir escondida sin enfrentar al mundo. Sin arriesgarme a
sentir más dolor por unas palabras desafortunadas o un reproche
indiscreto. Esta es mi mayor lucha, y librarla mi mayor desgaste.
Tengo
mil contradicciones más, porque ahora se como son las cosas, pero no
las siento así. He cambiado mucho en unos meses y sé que seguiré
evolucionando hasta unificar mis criterios con mi espíritu.
Sólo
espero no tardar demasiado para el resto del mundo y no dejarme caer
en la impaciencia que me corroe.
Necesito
tanto estar bien que la prisa es un enemigo poderoso.
Saber
ha sido el primer avance, sentir creo que es el último. El que
realmente me liberará.
Coincido contigo en muchas cosas de las que has dicho. Para mí también la culpa ha sido y a veces aún sigue siendo la más dura, lo peor. Yo también odio sentir que voy de víctima o que los demás me vean como una víctima y me juzguen débil sin saber realmente cómo me he sentido... Pero como siempre te digo, no le tienes que dar explicaciones a nadie.
ResponderEliminarSé que es muy fácil decirlo y muy difícil hacerlo y sentirlo pero por favor, no te agobies con todo esto. Date tiempo. Tómate tu tiempo. Mi psico me dijo la Navidad pasada que cuando me vio el primer día con mis nervios y mi energía, sabía que yo tenía mucha prisa por estar bien, por curar mi herida. Y como te dije ayer, el tercer día yo ya sentía que "estaba curada". Me identifico muchísimo con tu impaciencia. Me hace sonreír pero en serio, no desesperes.
"Sólo espero no tardar demasiado para el resto del mundo y no dejarme caer en la impaciencia que me corroe."
Amapola, yo llevo ya 2 añitos y no sé muy bien cuánto camino me queda por recorrer aún. Es cierto que hay gente a mi alrededor que me dice que deje de ir ya al psicólogo, a mí me hace gracia. Cuando llegue el momento de dejar de ir, lo sabré.
Estás dando unos pasos de gigante tremendos, mucho más grandes aún de lo que tú te crees.
Me siento súper orgullosa de ti.
Un abrazo muy grande, campeona!!
Marta :)
Gracias Marta. Supongo que todos nos impacientamos porque queremos estar bien cuanto antes y el entender las cosas y no sentirlas así aún nos fastidia más.
ResponderEliminarEs un proceso lento y lo sé,pero a pesar de todo estoy muchísimo mejor que hace tres meses.Poco a poco todo irá mejorando.
Creía que la paciencia era una de mis virtudes,pero miro atrás y veo todo el tiempo perdido por no haber afrontado antes las secuelas del abuso y me da la prisa por vivir al fin.
Yo estoy empezando a ir,así que me queda mucho para dejarlo.
De momento me conformo con ir haciendo mi vida día a día y poder salir de casa...
Un beso,supercampeona!!
Ana