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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Viernes

Recuerdo pocos detalles de los abusos, mi memoria se va ampliando a trazos pero todavía son piezas sueltas de un puzle incompleto. Sin embargo el viernes es el peor día de la semana. Me levanto a veces con una angustia en el pecho que dura casi todo el fin de semana. Y hay algo que tengo claro, es cuando más estrés hay en el trabajo, pero también es cuando se produjeron la mayor parte de los abusos. ¿Puede el subconsciente alterar mi estado de ánimo con esa especie de impotencia indescriptible? Creo que los viernes es mi niña la que toma el mando, la que me recuerda porque ese día todo cuesta el doble y todo duele más. Tal vez es la misma angustia que sentía entonces, al saber lo que el fin de semana deparaba. La impotencia de no saber como evitarlo. La culpabilidad de sentirme cómplice. El maldito silencio aprisionando mi alma y destrozando mi infancia. Es posible que la mente olvidara lo sucedido, pero mi cuerpo si mantuvo vivos esos sentimientos.

Borrachos

Con diez años tuve mi primera menstruación. No quería ser mujer, tan sólo deseaba ser una niña y jugar. La mayor parte de mi “educación sexual” se la debo a mi abuelo. El primer vello púbico lo descubrió el y me explico que pronto habría muchos más,examinaba mis pechos para ver como iban creciendo y anticipó que pronto me haría mujer.  La convertí en una excusa, traté de justificar que no tenía ganas debido al malestar que me ocasionaba. Recuerdo que subrayó un artículo de un periódico que afirmaba que las mujeres tenían más ganas esos días y que el orgasmo aliviaba los dolores menstruales. No era yo quien tenía la capacidad de decidir, no era yo quien controlaba mi cuerpo. No era una excusa válida. Ya era mujer y debía comportarme como tal, fuera los pequeños poni y las barbies. Con doce me compró mi primer sujetador y un pintalabios que guardaba en la guantera. Era muy grande para mi edad, y eso hacía que se escondiese menos, casi creo que le gustaba e

Ansiedad

Como mucha gente convivo con la ansiedad. Lo peor los ataques de pánico. Imposibles de explicar al mundo. El anterior fin de semana estaba en la cocina y tuve que huir al almacén, de repente esa boca seca y el corazón saliendose del pecho me dejaron indefensa. Todo por que me sentí acorralada y presionada, porque había demasiada gente en mi espacio vital, observando lo que estaba haciendo. Dos personas... Hay días que no soporto la cercanía de nadie y aunque otros en los moriría por un abrazo no llevo nada bien el contacto físico. Incomprensible. Momento de absoluto descontrol en el que o desaparezco y trato de calmarme o estallo. Siempre esta ahí y aunque estoy aprendiendo a no dejarme llevar por ella tengo la sensación de que nunca desaparecerá. He avanzado muchísimo la parte de la agorafobia, una vez doy el paso de salir de casa puedo ir a casi cualquier sitio. No siempre me siento bien, pero lo controlo lo suficiente para no llegar a tener un ataque. A ve