Ir al contenido principal

Víctima y verdugo



En la portada del blog aparecen dos juguetes.
Uno es el coche de las barriguitas. No recuerdo quien me lo regaló, pero era mi favorito.
Un día mi madre lo pisoteó, literalmente. Lo destrozo ante mis ojos porque le molestaba la música. 
Creo que algún día le comprare a mi niña una réplica, era tan feliz dándole cuerda y viendo como rodaba por el pasillo... Le encantaba.
Verlo chafado y hecho trocitos dolió más que cuando la cogió del cuello y apretó para que dejara de llorar. Incluso le clavó las uñas como tantas veces, pero a mi niña lo único que le importaba era su bien más preciado hecho añicos.
Si me preguntan cuando perdí la ilusión me remontaría a ese momento. Creo que fue el último día que jugué como una niña.
A mi abuelo no le gustaba verme jugar, decía que me hacían parecer demasiado infantil, tenía que esconderme.
A su hija le molestaba el ruido y el movimiento en casa, tenia que desaparecer o acarrear con las consecuencias.
Escribiendo esto empiezo a comprender porque me siento tan a salvo escondida del mundo...

Crecí con mucho miedo, tal vez por eso nunca se me pasó por la cabeza contarle lo que me ocurría.

Pero sobre todo crecí sin sentir su cariño.
Además perdía los nervios con demasiada frecuencia.

Hasta hace poco no podía comer ensalada. Cada vez que no comía bien, cada vez que no quería más me echaba para atrás la cabeza hasta ponérmela en el suelo mientras me clavaba las uñas en el paladar.
Era un plato que aborrecía, el vinagre y el tomate me escocían demasiado.

Me culpabilizaba de todo; si se caía era porque yo no iba de la mano, si se dejaba las llaves dentro de casa era porque yo la distraía,...

Una vez había requeson, mi postre favorito. No podía más y le dí el trozo a mi padre. La siguiente vez que comí requeson rondaba los treinta años. 

La agresión mas bochornosa para mí fue cuando completamente encolerizada me mordió en varios sitios con saña, entre ellos el pubis. Me salio una especie de moradura con herida tremenda. Pase unos días horribles. No podía contarle a mi abuelo como me la había hecho si la veía y no podía contarle a mi madre que él la iba a ver. Demasiados secretos para alguien de siete años.

Con frecuencia llevaba el cuello lleno de sus arañazos. La primera vez que usé maquillaje fue para taparlos, tenía que hacerme las fotos para la primera comunión.

Era muy grande para mi edad. Siempre trate de evitar que se pasara con mi hermana con quien me llevo seis años. Un día la oí gritar en la puerta de mi cuarto y supe que la había enganchado. Yo ya tenía doce años y era casi igual de alta que ella. Me avergüenza, pero la intercepté, mi hermana huyó a su habitación y la amenacé completamente sacada. Fue la última vez que nos tocó.

Claro que después de eso empezó a llegar a casa unos minutos antes que mi padre. El punto positivo es que la necesidad agudiza el ingenio y a base de experimentos varios aprendí a cocinar.

Siempre pensé que no había vivido lo suficiente su juventud y por eso se desató de esas maneras. Se convirtió en poeta, pintora, vidente, angeóloga, medium... Pero sus pies tan solo rozaban el suelo de cuando en cuando.
Hoy entiendo que estaba completamente disociada.

Durante años le tuve mucho rencor.
Sobre todo cuando, ya de adulta, conseguí hablar y descubrí que mi abuelo había abusado de ella también. No me cabía en la cabeza que consintieran que me fuera con él sabiendo lo que era. De hecho me mandaban al matadero una y otra vez. 

Con la madurez y tras mucha saliva gastada por mi parte llegó a darse cuenta de alguno de sus errores. Quizás un poco tarde, pero al menos me demostró su amor y supe perdonarla y afianzar una relación sus últimos años.

Falleció prematuramente de cáncer de mama hace tres años y yo pasé de un extremo a otro, la idealice como si al morir se eliminaran todos nuestros defectos.

Recogiendo cosas en casa encontré una carta que escribió para solicitar ayuda económica porque su hija estaba enferma de la cabeza entre otras lindezas.
Otra decepción que me sacó de la ilusión que había forjado. En varios escritos se lamentaba de mí. Yo no soporto dar pena, nunca entendí porque le encantaba ser la protagonista del culebrón de una forma u otra.

Ella nunca se quito la máscara. De hecho tenía varias, una para las amistades, otra para mi hermana, otra para su novio,... Prefiero pensar que los buenos recuerdos y lo que compartimos los últimos tiempos no eran otra máscara.

Nunca pudo ser feliz, pasó su vida buscando algo y ni ella misma sabía el qué. Se mentía tanto a sí misma como a los demás.
Perder a sus hijas la hizo despertar y tratar de enmendar sus errores con nosotras.
Una vez le dije que no es que me hubiera dado grandes palizas, pero que había sido muy cruel. Ese día creo que cambió algo en ella. Al menos su actitud mejoró bastante.

A pesar de todo la quise y mucho. No todo son malos recuerdos y me dio la vida. En realidad tengo cierta ambivalencia afectiva todavía. 
Siento una lástima tremenda porque hoy al admitir mis propias secuelas veo muchas de las suyas.
Dificultad para mostrar cariño, falta de control sobre la ira, depresión, ansiedad, fobias, …

Supongo que mi madre cuando estaba embarazada no imaginó que llegaría a hacerse la ciega o a maltratarme. No quería hijos tan pronto pero siempre he sido obstinada y tal vez me empeciné en llegar antes de tiempo.

De haber vivido en otra época podría haber encontrado la información necesaria para entenderse y sanarse a tiempo.

Su historia se repitió conmigo, pero yo no seguiré ese círculo. No sé si llegaré a enamorarme y a ser mamá algún día pero estoy segura de que si es así no pasaré de víctima a victimario.
Intentare darle la infancia que me hubiera gustado tener, muy lejos del infierno en el que crecí. 

¿Qué es lo que cambia en mi caso? Leer otros testimonios me hizo reconocer y admitir mis secuelas. Estoy trabajando para superarlas y aunque el proceso es largo y difícil la era digital hace posible que encuentre apoyo en otras personas que han vivido lo mismo que yo.

Tal vez cada blog, cada artículo, cada voz que se alza y rompe el tabú salva a otro superviviente.
Si no fuera por ellos yo unicamente tendría agorafobia o ansiedad y el antifaz continuaría ahogándome en silencio.








Comentarios

  1. Excelente que a pesar de todo ames a tu madre, aunque haya partido sigue siendo tu madre... Y es que madre sólo hay una y nadie es perfecto. Todos cometemos errores, grandes y pequeños errores que a veces logramos subsanar y otras veces no. Lastima que tu madre también haya sufrido abuso por parte de su propio padre y que nunca lo superara... Como bien dices debemos alzar nuestras voces para dar a conocer lo real y tangible que es el A.S.I.

    ResponderEliminar
  2. Querida Compañera!!

    El pasado no se puede cambiar, ni traer de nuevo a los seres que ya no están. Pero si puedes trabajar en ti misma y sanar. Por ti, por ell@s.

    Se puede...

    Un abrazo de Encontrando el camino...

    ResponderEliminar
  3. Gracias Anmagoca,de hecho el propósito de esta entrada,aparte de vaciarme que me va estupendamente, es mostrar el daño mental que puede llegar a hacer ser superviviente de A.S.I.
    Son muchas voces, pero no sé si nos oyen lo suficiente...

    Y bueno,Encontrando el camino.Lo primero gracias porque he visto que has añadido mi blog a tu lista.Insisto en que está muy verde,me he acostumbrado a escribir antes de dormir para relajarme y cuelgo lo que sale...
    Sanar...Estoy en ello.Doy pequeños pasitos y alguna que otra zancada pero ya sabes que no es fácil.
    Saber que se puede y que hay gente que lo ha conseguido hace que tenga la certeza de que yo también podré.

    Gracias por vuestro apoyo en esta aventura.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Este es otro tema que también me toca especialmente... Como te digo, a mí también me ayuda muchísimo leer a otros supervivientes y cada vez tengo más claro que la respuesta de los que tenemos a nuestro alrededor es vital para que nuestro dolor no sea tan grande.
    Siento muchísimo que tu madre te tratase así pero imagino que lo peor no son las palizas sino el dolor que deja en el alma, de ese si que sé perfectamente, y encima ella también había pasado por lo mismo que tú. No entiendo cómo nos culpan a nosotras, es algo que nunca entenderé y que creo que siempre me sacará de quicio...
    Yo también hablé de mi madre en mi blog hace unos meses ;)

    http://pindesen.wordpress.com/2012/04/18/mi-madre-pieza-clave-de-mi-rompecabezas-108-2/

    Uno de mis grandes miedos cuando en un futuro sea madre es pensar que a mi hij@ le pueda pasar lo mismo... Sé que le voy a dar todo el cariño del mundo, que le voy a colmar de abrazos pero si pasase por lo mismo que yo creo que me costaría muchísimo perdonarme a mí misma el no haberle protegido. Todos tenemos miedos y uno de mis grandes miedos es ese... Pero no nos queda otra más que aceptar que están ahí y que tenemos que convivir con ellos.
    Ánimo, preciosa!
    Cuanto más te leo, más veo lo valiente que eres.
    Por cierto, perdóname... Te vas a encontrar con unos cuantos comentarios míos ahora así de golpe :s .
    Sigue así trabajando sin rendirte.
    Un abrazo bien grande!!

    ResponderEliminar
  5. No tengo nada que perdonar,me encantan tus comentarios. Y te los voy contestando según los descubro.
    Nosotras estamos afrontando el problema no tapándonos los ojos.
    No se puede garantizar que nuestros hijos estén a salvo del abuso,por desgracia eso lo sabemos muy bien.Pero si podemos darles la confianza para hablar y las tablas para aprender a decir no.
    Y desde luego nosotras si estaremos con los ojos puestos en nuestros pequeños.

    ResponderEliminar
  6. No puedo garantizar poder proteger a mis hijos el día de mañana de todo. Pero mi gran ilusión siempre ha sido tener uno para poder darle todo lo que yo no tuve... Jamás girare la cara si le hacen daño. Lo castigare pero no lo torturare. No le obligare a ir con un adulto si no quiere... En mi caso ese rechazo era una gran pista. Cuando alguien se va queremos ver lo bueno y pensar que nos quedamos con ello. Pero la mente lo guarda todo. Por eso yo en vida no voy a fingir un cariño con alguien por muy familiar que sea si sólo conmig se ha molestado en mirar a otro lado y delante de todo el mundo poner otra cara. Aunque hay lazos indestructibles. Por eso todo me invade el triple cuando leo este blog. Hay cosas vividas que me vienen y que con varios lexatin había enterrado un poco otra vez

    ResponderEliminar

Publicar un comentario