Fracaso

¿Yo también fui víctima y verdugo?. Mi tarea era proteger a quien venía detrás, era la única que podía hacerlo y fallé.
Que ilusa, pensar que a un manipulador, a un abusador se le podía quitar el poder con la amenaza de una niña de doce años.
Que ciega fui. ¿Como hice para mirar para otro lado?. ¿Como no me di cuenta de nada?.
Era una adolescente con la vida destrozada y en estado de fuga mental. La descuide, fallé. Se que no soy el verdugo de esta historia, pero me siento cómplice, de nuevo la culpa me carcome.

Al sacar todo tenía mis sospechas, pero ni quería pensarlo, mi fuero interno si lo sabia pero prefería la duda a la certeza. Hice lo que todos hicieron conmigo, ignorar el tema. Mi padre cambia las versiones de los hechos a su antojo, yo simplemente me deshago del recuerdo.
¿Con qué derecho me siento defraudada cuando yo soy peor?.
Era una niña, era débil, estaba sola, me crié en el silencio... pero nunca debí consentirlo, nunca debí abandonarla.
Somos familia y tal vez ni me sienta como tal, porque soy una más mirando a otro lado con la careta de la hipocresía.
Siempre fui consciente que era yo o ella, como nunca conté nada,... Preferí enfrentarlo a él y creer que todo había terminado.
Mientras desde la sombra iba a por otra más, fraguando su plan con total impunidad.
Hasta ayer no pude verlo. Hoy es cuando he sido realmente consciente de todo lo que mi cerebro escondía.
Simplemente soy la peor de las hermanas.
Mi infancia ya estaba rota y en vez de salvar la suya me dediqué a mirarme el ombligo.
He tenido el descaro de sentirme incomprendida cuando era ella la víctima de mi silencio.
Siento ganas de ir a la tumba que nunca quise conocer solamente para maldecir su estampa.
Ayer me producía indiferencia, hoy le odio. Pensaba que no era capaz de odiar, pero hoy si lo soy.Pasó como un ciclón por nuestras vidas destruyendo todo a su paso. Amargando la existencia de toda su descendencia. Enfermando nuestras almas hasta convertirnos en sus cómplices por omisión.
Y ahora de nuevo estoy entre la espada y la pared. De nuevo es ella o yo, porque este es mi tiempo de sanar pero hablar la puede dañar aún más. 
No quiero fingir más y sentirme otra vez asfixiada por mi antifaz, pero tampoco tengo derecho a descubrir su verdad.
Creo que hasta descubrirle este blog ha sido otro atentado a su felicidad. 
Volví a mi egoismo y tal vez la he arrastrado de nuevo al abismo.
Como superar mi parte en su desgracia. 
Hoy soy tan pecadora, tan imperdonable,tan poquita cosa a su lado.
Me llegue a creer como una especie de segunda madre, pero después de enseñarle a nadar la deje sola contra la corriente. Era mi responsabilidad y la dejé a un lado del camino.

Hoy sólo puedo recordar a aquella niña que me obligaba a dormir con mi mano aferrada a la suya porque no entiendo cuando fue que el sueño me venció y le solté la mano.