Ir al contenido principal

Tras el antifaz



Vuelvo a hacer vida social. Vuelvo a tener contacto con la gente. Y vuelvo a sentirme enmascarada.
Estoy mejor y estoy enfrentando el día a día con sus pequeños retos. Salgo airosa de casi todos ellos. Y sin embargo temo caer en lo mismo.

Porque de mi círculo cercano tan sólo una persona sabe mi verdad. Aunque todos se están portando muy bien conmigo, sin reproches ni juicios. Siento que sigo fingiendo.

Para ellos tengo depresión, simplemente. Me parece como si los pasitos que voy dando son un arma de doble filo. Quiero estar bien, como todos, pero soy consciente de que el bajón puede llegar en cualquier momento.
Que la gente me vea bien hace que me crea “curada”, cuando tan sólo estoy empezando a luchar.

Odio que sigan sin comprenderme. Tienen mucho tacto y se portan fenomenal, pero escucho consejos sobre la ansiedad y la depresión que me suenan a arameo. No quiero menospreciar el dolor de nadie, pero no es comparable...

Me veo envuelta otra vez en un antifaz de silencio que no sé como romper.

Hablar puede tener daños colaterales, sobre todo con mi familia. Callar me está dañando a mí.

Quiero dejar de ser hipócrita y enfrentar la realidad. Si vuelvo a escuchar una vez más que tengo que “echarle huevos a la vida” creo que voy a estallar.

Me cansa tanto que me vean como alguien frágil y débil cuando no es así. Nadie, salvo mis compañeros virtuales, entiende el coraje y el valor que se necesita para, sencillamente, sobrevivir.
La entereza y la fuerza que sacamos de nuestra alma para enfrentar el abuso y poder sanar.
La lucha diaria que supone el simple hecho de levantarse de la cama.

Y para ellos soy la que se ha ahogado en un vaso de agua... La pobre cobarde incapaz de asumir los golpes del destino.

Hoy más que nunca me asfixia el antifaz. Me lleva de nuevo a la incomprensión y a la soledad de siempre.
Soy culpable de haber abandonado el barco dejando a mi socia sola en el timón. Pero no salté a un mar en calma rumbo a una isla desierta, he estado nadando entre tiburones a los que no les he permitido devorarme.

Ha cambiado tanto mi actitud en estos meses. Ya no hay vergüenza. Antes temía que me miraran diferente, ahora detesto que me vean como no soy.

Para ser mi auténtica yo debo liberarme de la sombra y del mutismo. Me gustaría gritar, y sin embargo susurro.

Sólo aquí soy libre, sólo con este alterego que he creado en internet.
Amapola rompe el silencio mientras Ana lo sigue manteniendo.
Pero yo soy ambas y debo fusionarlas. Es tiempo de dar la cara. Es tiempo de que mi niña pueda salir de su escondite.

Ni siquiera me preocupa que no me crean o no me entiendan, el que no lo haga quedará fuera y ya. Sólo me da pánico dañar a terceras personas que tal vez se vean salpicadas por mis aguas turbulentas.

Pero este antifaz tiene que desaparecer, porque cada día me pesa más.

Tiene que haber una manera en la que mi libertad no suponga una tortura para otros, y la voy a encontrar.


Comentarios

  1. "Si vuelvo a escuchar una vez más que tengo que “echarle huevos a la vida” creo que voy a estallar. Me cansa tanto que me vean como alguien frágil y débil cuando no es así." Nosotras sabemos perfectamente que no lo somos pero puffff cansa muchísimo escuchar todos esos consejos y sobre todo como bien dices, sentir que ellos te ven como alguien que se ahoga en un vaso de agua... Hay días en los que soy capaz de reírme y pasar del tema pero otros en los que no puedo con esas reacciones y me encantaría gritar con todas mis ganas pero como bien dices, apenas soy capaz de susurrar y hasta eso me cuesta.
    Yo también me siento fuerte y acompañada aquí pero esa no es la actitud que tengo siempre en mi día a día. Ese es mi gran reto ahora mismo. Como bien dices, unir todos los aspectos de mi personalidad.
    Entiendo también perfectamente tu miedo a volver a caer en el abismo. De las caídas aprendemos y salimos más fuertes pero hay algunas que duelen demasiado y te preguntas y te planteas hasta cuándo? Supongo que es cuestión de tener paciencia y no desistir pese a los momentos duros. Te lo dice una que está harta de tanto caerse pero cada vez que me levanto veo algo que antes no veía y eso me consuela porque le encuentro un sentido a esa caída y puedo seguir adelante.
    Me has hecho sonreír con lo de que la gente te vea bien hace que te sientas "curada". Sabes qué? El tercer día que fui al psico, yo ya sentía que estaba genial porque todo el mundo me decía que me veían súper feliz, tan feliz que me lo terminé creyendo cuando no era verdad. Era una felicidad "de fachada". Ahora agradezco un montón que mi psicólogo me echase la bronca y me dijese "Sal por esa puerta y no vuelvas pero vas a buscar esto porque lo necesitas." Me dolieron un montón sus palabras. Salí de la consulta ese día con una llorera tremenda... Pero volví y me alegro un montón de haberlo hecho. Me has hecho sonreír porque me he identificado con esa impaciencia, con esas ganas de curar tu herida y que sea lo antes posible. No desesperes. Poco a poco vas a sentir que estás mejor de verdad y que esa sonrisa es sincera y de verdad sientes esa felicidad. Y si hay algún día feo o alguna racha mala pues bueno, todo el mundo lo tiene, no? Y muchos por cosas que de verdad son tonterías. Lo tuyo tiene un mérito increíble y tú lo sabes más que de sobra!! ;)
    Ánimo, campeona! Sigue así. Aquí estoy, aquí sigo navegando contigo.
    Un abrazo muy grande.
    Marta :)

    ResponderEliminar
  2. "Ni siquiera me preocupa que no me crean,el que no lo haga quedará fuera y ya. Sólo me da pánico dañar a terceras personas que tal vez se vean salpicadas por mis aguas turbulentas".

    Puedo decirte con mucha certeza que grites o susurres siempre habrá quien te vea diferente, solo tú decides que es lo mejor para ti y cuando y como hacerlo...

    Yo ahora hablo con cualquiera que me lo pregunte directamente (que pocos lo hacen) y le cuento mi realidad, mi verdad, de igual manera lo hago con personas cercanas que considero deben escuchar ambas versiones la mía y la de mi familia... Porque como siempre hay dos versiones... Y ambas dañan a muchas personas por mucho que queramos evitarlo, lo cumbre de esto es que nosotras las que ya fuimos dañadas no queremos que otros sufran, pero a nadie le importa nuestro sufrimiento, solo a todas las amigas virtuales que nos apoyamos en esta lucha...

    Espero que puedas decidir si gritar o seguir susurrando, pero solo haz lo que dicte u corazón y con lo que tú te sientas bien... un abrazo...

    ResponderEliminar
  3. Gracias por vuestros comentarios. Leer vuestras reflexiones no sólo me ayuda un montón,me hace una ilusión tremenda sentir que mis pensamientos son comprendidos y apoyados.

    Anmagoca,tras mucho pensarlo y una conversación al respecto que me ha acabado de abrir los ojos creo que acabaré gritando,aunque con algunos tal vez siga susurrando.

    Pindesen el que los demás nos vean bien no ayuda,porque encima queremos creer que estamos bien y nos lo acabamos creyendo nosotras.
    Y cuando llega la caída como estabamos tan "bien" nadie lo entiende y aún nos sentimos peor.
    Pero tu experiencia me ha ayudado a entender que esto no es una carrera,después de 32 años de maratón no voy a dedicarme a hacer sprint justo ahora...
    Besos virtuales.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario