Ir al contenido principal

Domingo



Después de dos días de espanto, de horror y desilusión hoy ha vuelto la esperanza.

Descubrir que mi niña se sacrificó para nada es demasiado. Demasiadas veces permití el abuso pensando que era ella o yo. En el patio del colegio siempre la observaba, desde mi soledad la veía jugar con otros niños, tan inocente... No quería que compartiera el infierno y a pesar de que crecía y comprendía, lo consentía. Todo en balde. Me decían con cierto orgullo que era su ojito derecho, pero el maldito no era tuerto.
Cuando por fin me negué a seguir con esa atrocidad le advertí y le amenacé. Él sabía mejor que yo misma que no podría hablar.

Al caer la venda de mis ojos sentí de nuevo el abismo, pero ahora sé como no salirme del camino. Paré la marcha, tomé un descanso y dejé que las lágrimas limpiaran mi alma.

El dolor sigue ahí, clavado. Es una nueva herida en el corazón que quizás sea la última en cicatrizar. Pero esta vez no me ha vencido y no he caído. Es la peor de mis culpas y la que nunca seré capaz de expiar. Pero aprenderé a vivir con ella.

¿Resiliencia?, tal vez. Pero sobre todo conocimiento. Ahora se como es esto y como es dejarse hundir.
Estar muerta en vida ya no será nunca más la solución.

Sencillamente no me he dejado derrotar otra vez. Cada pasito que he dado hoy ha sido un gran esfuerzo pero lo he conseguido y me siento un poquito más en paz.

He despertado con un coraje desconocido y me he aferrado a él. Plan del día; excursión al pueblo de una amiga.
Tres opciones claras: La cobarde, quedarme en casa. La fácil, ir en otro vehículo y volver después de comer. La valiente, tomar el control, conducir, tratar de disfrutar y quedarme hasta el final. 
He apostado por la última.

Tenía mis dudas, pero nada más tomar el volante entre mis manos me he sentido capaz. Un viaje corto, alegre, tranquilo y sin incidencias.

Primera batalla; La ansiedad se ha manifestado paseando por el pueblo, nada más llegar. No tengo claro que la ha desencadenado,  mi mente estos días está en una especie de abismo. Durante un rato me ha costado respirar, una especie de fatiga. Como si me hubieran leído la mente hemos acabado en el bar y tras un mini encierro en el lavabo para restablecer mi seguridad el aire ha terminado de volver.

Segunda batalla; vida social. Con mi mejor amiga sabia que no había problema, con los demás sólo había pasado algunos ratos desde mi “retiro espiritual”. Me ha costado sentirme en las conversaciones pero poco a poco a ido fluyendo todo con normalidad. He sentido un poco esa especie de antifaz, esa falsa imagen hacia los demás, pero me he reído con ganas, como no lo hacia desde hace mucho.

Tercera batalla; el almuerzo. Paella mixta, con carne. Mi madre nunca nos cocinó animales de presa, relación fácil. Mi abuelo era cazador. Ya de por sí no es que me entusiasme comer nada que haya tenido cara y aunque al final la paella no llevaba conejo se me ha esfumado el apetito. Gracias a la compañía y a un excelente ambiente he podido relajarme y terminar el plato.

Cuarta batalla; los niños. Enterarme de que uno de cada cinco niños sufre abusos me ha traumatizado. Me llena de ira y de impotencia. Nunca he sido muy niñera y hoy los miraba buscando alegría en sus ojos, como para asegurarme de que no habían perdido la infancia. Verlos en cierto modo me ha dado pena y nostalgia.

Quinta batalla; la piscina. Por absurdo que parezca me daba una tremenda vergüenza ponerme el traje de baño. Me he acordado del blog. Aquí desnudo mi alma de una forma mucho más íntima que quitándome la ropa. Me encanta nadar y bucear y no me lo iba a perder por un ataque de pudor. Hasta he dejado que me hiciesen dos fotos, tras todo lo que os he confesado creo haber perdido por completo la vergüenza.

Un duro combate de cinco rounds. Una decisión arriesgada, porque si no hubiera podido el fracaso me habría llevado hacia los brazos del miedo. Un cinco a cero, entereza versus pánico. Un cambio de actitud, ya no soy un avestruz excavando un hoyo para esconder la cabeza, ahora me siento una leona capaz de superar cualquier desafío.

Y un único error, dos cafés y una coca cola. Nada recomendable para tratar el insomnio.
No todo iba a ser perfecto, pero ni el sueño me roba la felicidad por mi domingo de resurrección.



Comentarios

  1. Cinco a uno. No está mal. No está nada mal.

    Y mañana otra vez, y otra, y otra... Pero seguro que el entrenamiento da sus frutos y cada día cuesta menos. Llegará un momento en que ni siquiera lleves el tanteo porque ganarás por goleada.

    Enhorabuena por el triunfo. Te aplaudo desde el Averno.

    ResponderEliminar
  2. Bravo, Amapola!! Muchísimas felicidades!
    Qué alegría da leerte así... Aunque haya momentos difíciles, nadie dijo que esto fuera fácil pero has ganado, lo has hecho y como bien dice Némesis, lo volverás a hacer muchas veces más!!
    Sabes que me alegro muchísimo por ti, por este triunfo y por todos los que vendrán! Este es el principio de tu amanecer y aquí estamos para verte seguir ganando batallas!!!
    Encantada y súper orgullosa de viajar contigo en este barco.
    Un abrazo muy fuerte, campeona!!

    ResponderEliminar
  3. Que gusto saberte bien, que alegria que te des la oportunidad. Te mereces la alegria de cada dia y de cada instante. Se que no es facil, pero nada es imposible.
    Un abrazo con mucho cariño.

    ResponderEliminar
  4. "me he reído con ganas,como no lo hacia desde hace mucho".

    Saber que has reído me ha hecho reír a mi, el saber que mis amigas virtuales pueden y son felices me hace feliz a mi... Por favor continua riendo así como sigues luchando...

    Adelante nena, comienzas a ser una profesional en el ring de la vida... Un abrazo...

    ResponderEliminar
  5. Sois lo mejor de este viaje.Compartimos tantas cosas,...
    La alegría de uno de nosotros es motivo de inspiración para los demás.
    Ver que se puede y que saldremos airosos de muchos combates,y saber que cuando fallemos tendremos apoyo nos da la fuerza necesarios para pelear.
    Este Domingo,este pequeño gran triunfo,no habría sido posible sin vosotros. Gracias por estar,siempre.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario