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Mostrando entradas de agosto, 2012

Hablar

Una vida entera callando. Vergüenza y miedo atenazaban mi secreto y me impedían algo tan simple como hablar. Y sin embargo ahora pienso que es la única manera de sanar mi alma. Empecé a escribir como un intento desesperado para combatir el insomnio. Al principio lo hacía sólo para mí, como un desahogo. Un día decidí dar un paso adelante, abrir este blog y compartir mis pensamientos, mis emociones y mis recuerdos. Simplemente hablando he llegado a donde estoy. No estoy “curada” ni mucho menos, me queda muchísimo camino que recorrer, pero se donde estoy y hacia donde voy. Eso es grande. Expresarme, compartir todo el asco y el dolor incrustados durante años como una parte de mi, ha sido y es completamente liberador. No se en que punto se pierde el miedo al que dirán, a que te miren diferente. Tal vez entender que nunca tuve la culpa fue el paso determinante para vencer la vergüenza. Después de 32 años por fin soy yo de verdad, por fin me arranqué ese antif

Más recuerdos...

Recuerdos... Como si siempre hubieran estado allí, como si tan sólo rebuscando un poco mi mente liberara todo lo que tuve que encerrar. Piezas de un puzzle abstracto que no se si algún día completaré. Lo único que siempre quise descubrir es la edad en la que su infamia machacó mi infancia. La primera vez, tal vez oculta en lo más recóndito de mi subconsciente. Siempre me dijo que yo lo inicié con tres años, pero quise dudarlo porque es más bonito imaginar que tuve al menos unos años más de inocencia. Curiosidad y miedo. Quiero saber y a la vez temo revivir aquello. He pasado de sentirme maquiavélica, cobarde e insignificante a creerme poseedora de una fuerza de la que quizás carezco. Me obligo a demasiadas cosas, algunas me hacen sentir bien e incluso orgullosa. Salir de casa cada día e ir al restaurante es un esfuerzo tremendo pero conseguirlo me da mucha paz, me demuestra a mi misma que puedo vivir con relativa normalidad. Atender a los clientes conl

Gracias

Llevo toda una vida sintiéndome reina de la soledad. La losa que atenazaba mi silencio me separaba de todos. Creo que cualquiera diría que soy extrovertida, y sin embargo nadie imaginaba el pasado que me corroía. Todo quedaba oculto detrás del antifaz que yo misma había creado para parecer “normal”. Sin embargo el día que decidí volver a la vida y salir del encierro me di cuenta de que esa soledad que sentía impregnada a mi esencia era ficticia. No hubo juicios, críticas ni malas caras. Algunos conocidos si me han hecho preguntas curiosas e indiscretas, pero aquellos a los que puedo llamar amigos me recibieron como si los hubiera visto el día anterior. Me facilitaron tanto la prueba que estaba enfrentando que siempre me sentiré agradecida por ello. Hace dos meses que me presenté en el foroGAM, mi tabla de salvación. Había leído todos los temas públicos y me había reconocido en tantas cosas que decidí dar mi primer paso. Pasé de estar en un atolladero, encerrada en mi

Mi primera comunión

Hace poco encontré por casa una foto de la primera comunión. Nunca me había percatado de la tristeza que pueden expresar unos ojos a pesar de la sonrisa de los labios. Con ella vinieron a mi sensaciones olvidadas. Iba a un colegio de monjas y una semana antes nos bajaron a la capilla para confesarnos. No sabía que contar y le mentí al cura. Me confesé de haber discutido con mi hermana y mi madre, Don José sonrió condescendiente y no me mandó ninguna penitencia, al fin y al cabo que pecados puede tener un niño de ocho años. Muchas veces bajaba a la capilla, casi siempre a suplicar un poquito de felicidad. Ese jueves por la tarde intenté desesperada hallar un perdón que creía imposible.  La primera vez que use maquillaje fue para las fotos, no podía salir con arañazos en el cuello y mi madre tapó la marca de sus “enganchones”. Ni siquiera me importó, la marca que realmente necesitaba tapar estaba por dentro.  Comulgué un domingo y mi abuelo abusó de mi el sábado an

Críticas

El sabado retomé un poco mi puesto habitual en el restaurante. Me faltan cosas, esa chispa que tenía antes. No reacciono igual ante las bromas y aún me cuesta conectar con la gente, pero lo hice y no quiero ser autocrítica porque salió bastante bien y aunque siempre sienta que puedo hacerlo mejor empiezo a comprender que con hacerlo basta. Voy a dejar de menospreciar mis logros y a empezar a enorgullecerme de ellos. En medio de todo uno de los camareros es de los que nunca se calla cuando ve algo que se puede mejorar. No había trabajado mucho con él y me fui a casa preguntándome porque sus críticas no me afectan tanto como otras. Es la falta de confianza, la forma de decirlo.... Mucho más simple. Hay críticas constructivas y destructivas. Decir que algo se puede hacer mejor o dar una idea es una crítica constructiva que no sólo no me hace sentir mal, me ayuda a superarme y beneficia a mi negocio. Decir que algo está mal, culpándote y ninguneandote es una crítica destructi

El puente del arco iris

Cuenta la leyenda que hay un puente que une el paraíso con la tierra, se llama puente del arco iris. Por él nuestros mejores amigos de cuatro patas cruzan hacia su nueva vida cuando se despiden de nosotros. Hoy mi anciana gatita ha decidido cruzarlo. La gatita más fura que nunca conocí. Absoluta dueña de su vida no consentía ser acariciada salvo cuando a ella le apetecía. Hace poco tuve que “cazarla” para llevarla al veterinario a la fuerza. Ha estado meses enfadada y resentida conmigo por ello y estos últimos días me perdonó, como si supiera que debía dejar arreglados sus asuntos pendientes. El día que operé al gatito al ver que volvía sin él me persiguió gruñendo por toda la casa, tal vez pensó que lo había abandonado. Al volver se alegró tanto de verlo que volvió a tolerar mi presencia y mis caricias. Ahora él maulla por toda la casa como alma en pena, sacando el dolor que su partida le produce. Tuvo una juventud alocada, se escondía en los rincones para atac

Impensable

A veces todavía me pregunto por qué hablar,por qué este blog, por qué desnudar mi alma ante el mundo. Por qué es necesario relatar nuestra experiencia. Y cada vez la respuesta es más clara. Porque para la sociedad es impensable que un niño sufra abusos. Porque parece que eso ocurre en familias raras y en contadas ocasiones. No es así, el abuso se sigue robando una de cada cinco infancias. Enseñamos a nuestros pequeños a cuidarse de los desconocidos, pero el abusador es casi siempre alguien cercano a nosotros. Cuando vamos a un centro comercial no los perdemos de vista, los podrían secuestrar. Pero encomendamos su cuidado a abuelos, tios, profesores, entrenadores,... Cualquiera de ellos tiene la oportunidad de enseñarle otro tipo de juegos, de los que te marcan para toda la vida. Tal vez el abuso más difícil de erradicar sea el de los propios progenitores, ambos, porque aunque parezca insólito también hay mujeres abusadoras. Suelen ser hábiles ma

Palabras

La primera vez que escuche que era vaga fue en el colegio,me lo dijo la psicóloga. Suspendía no porque fuera tonta,sino porque ni me molestaba en estudiar ni en hacer los deberes. Sinceramente no se como obtuve el graduado escolar porque nunca toque un libro... Era vagancia pura. Es un estigma que he cargado encima toda la vida. Me lo llegue a creer. Tanto es así que pensé que quedarme encerrada en casa podía ser porque en el fondo era esa perezosa que disfrutaba sin hacer nada. En algún momento quise negar la evidencia y traté de autoconvencerme de que sólo era vaga. De que era capaz de pasar meses recluida por gusto,no por fobia. Como no me iba a sentir incomprendida si ni siquiera yo me entendía... Me encanta dormir y tal vez pueda ser un poco floja en ocasiones,pero creo que como todos... Mi supuesta vagancia no ha sido otra cosa que la desmotivación y la falta de ganas de vivir que ya arrastraba desde niña. Me he sentido señalada por ello desde siempre y tal vez

Disociación

En mi alocada juventud más de una vez me excedía con la bebida. Como la zona de marcha no estaba lejos de mi casa volvía paseando y casi siempre cuando llegaba a la puerta no recordaba nada de la travesía,pero sabía que había caminado hasta ahí. Algo así me pasaba con los abusos,sabía que habían ocurrido pero no como. Si me esforzaba conseguía rememorar algunas imágenes sueltas,nada más. Alguna vez rebuscaba en mi cerebro cuando fue la primera vez y eso era lo único que obtenía. Tal vez es lo que más necesitaba saber,a que edad comenzó la agonía y si yo lo provoqué. Ahora tengo claro que no fue mi culpa,pero sigo sin saber cuantos años duraron. Además también tengo una especie de micro amnesias,no recuerdo los peores momentos de mi vida. Discusiones,comentarios,la enfermedad de mi madre,...Todo esta borroso aunque vaya haciendo algún avance. Una forma fácil de sobrevivir,olvidar el dolor. Conforme voy recuperando piezas del puzzle comprendo que mi niña uso la disocia

Impaciencia

Me pongo el listón demasiado alto. Hace unos pocos meses no era capaz de salir a la calle y ahora pretendo llevar una vida perfectamente normal,así de un día para otro y sin transición. Soy mi peor juez y además tiendo a creer que los demás comparten mis veredictos de culpabilidad. Cada vez que no cumplo con mis objetivos siento tal frustración que acabo siendo intransigente conmigo misma. Después de una noche de tinieblas yo misma me he proporcionado un día de abismo. Atacándome a mi misma y recriminándome por todo. Volviendo al círculo vicioso del que ya me creía fuera. Los mismos nervios,el mismo estres,ansiedad. Pero hay un cambio positivo. Para empezar aunque me ha costado decidirme y he empleado demasiado tiempo he conseguido salir de casa. El coche,la segunda prueba,ha resultado más difícil que estos días. Conducir a veces me hace sentir libre. Otras siento latir el corazón en la garganta. Hace mucho que no me enervaba en él de esa manera y supongo

Pesadillas

Desde que empecé a escribir mis pensamientos y sobre todo desde que los comparto y siento vuestro apoyo he pasado de no poder dormir más de dos horas seguidas a parecer una marmota. No acabo de comprender si es que mi cabeza está tan agotada que necesita mucho descanso o si es una forma de huir de la realidad. Me sigue costando conciliar el sueño pero cuando lo hago hiberno durante horas. Salvo esos días que me asaltan las pesadillas. Son tan reales y tan terroríficas. A través de ellas descubrí mi disociación,porque todas las imágenes las veía desde fuera y sin sentir nada. Como una película siniestra. Exactamente así volvían a mi los recuerdos perdidos. Sin embargo hoy era yo quien veía la escena y se que este cambio es porque estoy preparada para asumir los abusos,pero duele demasiado descubrir esas sensaciones. Siento que en breve me va ha tocar revivir lo que siempre quise olvidar. Hay que enfrentarlo,es otro pasito hacia adelante. Ya no soy la niña as

Inseguridad

No se si siempre he sido una persona insegura o si soy así a consecuencia de los A.S.I. Tal vez esa inseguridad siempre ha estado ahí y ha propiciado que aceptara sumisamente el silencio, las burlas en el colegio,una relación abusiva,... Quizás me convirtió en una presa fácil que aceptaba que le faltasen al respeto. Con los años mis pensamientos han evolucionado y he aprendido a mantenerme firme en mis convicciones. Y sin embargo debajo de mi caparazón me he sentido dañada muchas veces. A día de hoy no me he liberado por completo de ella. A pesar de estar sobrellevando la agorafobia,la reina de esa sensación que te hace sentir desprotegida en cualquier lugar,no consigo sentirme bien con la gente. Es como si siempre estuviera de más,como si fuera una acoplada para todos,como si cada vez que cuentan con mi socia para algo yo fuera en el lote por obligación. Sé que no es del todo así,el día que fuimos a la piscina incluso me invitaron directamente. Pero no puedo

Ana Mari, Ana, Amapola

Cuando era niña todo el mundo me llamaba Ana Mari. No es que odiara el nombre, me detestaba a mi misma. Tan pequeña y frágil. Tan solitaria y avergonzada. Tan culpable y sucia. Con el cambio al bachiller a los 15 años cerré para siempre esa etapa. Había parado los abusos y los maltratos pero seguía siendo esa Ana Mari torturada en cuerpo y alma. Ahí fue cuando decidí vivir en la negación. Desde el primer día de clase mi nombre era Ana, Ana Mari había muerto y la enterré en lo más profundo de mi ser. Me aseguré de elegir un instituto lo suficientemente lejano para que nadie de mi pasado me perturbara y de que nadie de mi clase lo hubiera elegido como primera opción. Necesitaba cambiar para empezar a vivir. Me reinventé en una adolescente “guay” y bastante popular. Hice amigos con facilidad y comencé a salir de fiesta y a sentirme normal. Alegaba no tener amigas del colegio porque todas eran “pijas” e insoportables. En cierto modo era verdad, además fueron crueles e insuf